Hoy como en otros años las manecillas del reloj se acercan a la hora cero. Es tan solo un instante, un cerrar y abrir de ojos, un palpitar del corazón, lo que nos separa entre el ayer y el mañana, entre el año viejo y el año nuevo.
Fueron 365 dias, 8,760 horas, 525,600 minutos, y 31,536,000 segundos que pasan a formar parte de nuestra historia, y a descansar en la eternidad del tiempo.
Todo ser humano es un año mas viejo, lleva en sus hombros 12 meses, lleva el peso de las cosas que se hubiesen hecho y terminaron de no realizarse, de un ideal truncado, de un sueño fallido, y de una vida que no tuvo sentido. Pero Dios es bueno que nos regala la oportunidad de decir adios a todas esas amarguras.
Tambien hubieron momentos inolvidables, instantes mágicos, personas que nos dieron palabras de aliento en el momento justo, o que tuvimos la dicha de animar a alguien.
Creo que hoy somos un año mas joven, tan joven como nuestra fe y nuestra esperanza, tan joven como nuestra capacidad de ver nuevos horizontes y de creer en nuestros sueños, tan joven porque Dios vive en nuestro corazón.
La hora cero nos hace vibrar de alegria, nos devuelve la vida, y abre ante nosotros un nuevo camino. Todo hombre y mujer tiene derecho de rectificar los parametros de su vida, tiene derecho de comenzar de nuevo.
El nuevo año te ha traido un nuevo libro con páginas completamente limpias, alli comienza a escribir con letras de oro tu propia historia. Hoy comienza a soñar de nuevo como cuando eras niño, comienza a vivir, comienza a ser joven, comienza a sonreir, comienza a ser feliz porque estas en la hora cero.